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Theory
of The Gift Economy


Para-Donar

Introducción
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23



Practice

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Para Donar
Genevieve Vaughan

Capítulo 9

Es = $

La necesidad que la palabra-regalo satisface no es una necesidad directa  por el  objeto o de consumirlo. Es por eso que no tenemos que cargar las cosas de las que hablamos con nosotros, como aquellos filósofos en Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift. A medida que avanza nuestra experiencia,  necesidades siempre nuevas de comunicación surgen para establecer relaciones humanas de inclusión entre todos, respecto a todas las partes del mundo. Satisfacemos esas necesidades comunicativas dando regalos verbales para establecer las relaciones, en vez de dar y recibir regalos materiales. Haciendo esto, transformamos el mundo que hubiera parecido objetivo en un mundo de regalar intenso, donde los humanos actúan entre sí con base en el regalar todo el tiempo, por lo menos en esta área de sus vidas. El regalar lingüísticos continúa sucediendo, no importa qué más hagamos, aun cuando estemos actuando de forma inhumana entre nosotros. Sin duda, si nosotros pudiéramos alinear  nuestras acciones en el mundo material con los aspectos de regalo del lenguaje, tendríamos la base del florecimiento de la humanidad.

Las palabras-regalo sin embargo, tienen varias ventajas sobre la mayoría de los regalos materiales. Primero, las palabras son fáciles de hacer y de guardar por los humanos. Segundo, las diferentes instancias de una palabra las usamos como una sola palabra. Este colapso de los diferentes eventos de sonido en uno permite que una palabra sea para cada uno de nosotros ‘la misma cosa’ que es para los otros. Esto hace posible que la palabra esté al mismo tiempo en dos o en muchos lugares diferentes. Tercero, estas peculiaridades hacen surgir la generalidad de la palabra, en que puede ser usada una y otra vez por muchos, como algo a lo que que las cosas se pueden relacionar y con respecto al cual las relaciones humanas pueden ser establecidas. Una palabra puede tambien ser construida casi por cualquiera y recibida casi por cualquiera.

El acto de sustitución de los regalos verbales por regalos materiales, y también de las cosas ‘no materiales,’ los eventos, las situaciones, las ideas que son vistas como para otros, es un acto especificamente humano . La palabra es una clase especial de regalo sustitutivo y las necesidades comunicativas que satisface son necesidades específicamente humanas, que también se han adaptado a los medios de su satisfacción. Multiplicando las necesidades por el número de cosas de las cuales se puede hablar  y que son bastante relevante para las personas que provocan  que surja una palabra-regalo única (un nombre), a su respecto tendremos un plenum de regalos lingüísticos plenum de inmensa variedad y combinabilidad, en la que cada palabra participa como uno entre muchos y cada miembro de la comunidad puede potencialmente usarla.

Ser Meta

Hay una palabra abstracta, el verbo ‘ser’ que ha dado mucho que pensar a los filósofos. A pesar de que no se usa en todos los lenguajes, en aquellos donde existe su presencia es intrigante. Su transcripción cuantitativa y lógica de ser como ‘=’ parece estar tan difundida como la economía del mercado. Creo que en la definición, el verbo ‘ser’ es una palabra-regalo que satisface una necesidad comunicativa  que surge de la misma frase en la que está incrustada. Sustituye por los actos de sustitución verbales apenas ejecutados o a punto de ser ejecutados por las otras palabras en la frase. En ‘un gato es un felino doméstico,’ ‘es’ es el regalo verbal sustitutivo para el acto de sustitución ejecutado por medio del ‘gato.’ Al mismo tiempo, sustituye el siguiente regalo verbal sustitutivo, ‘felino doméstico,’ que entonces puede ser visto como un acto de la misma clase de ‘gato.’ Considerando el verbo ‘ser’ como una palabra-regalo sustitutivo por otros actos de regalo, que están ocurriendo dentro de la frase de la cual forma parte, nos permite considerarlo una parte ‘meta’ de la frase. (Vea la Figura 14.) Esto explica el carácter del tiempo presente del verbo ‘ser,’ ya que sus referentes (las ‘cosas’ que se relacionan con él) están de inmediato ahí, sucediéndose en la misma frase. Este acto de sustitución verbal  es en sí un servicio que se hace para la otra persona. Satisface una necesidad comunicativa que es meta respecto a la frase, la necesidad de una re-presentación de los actos que están ocurriendo en la presente frase, estableciendo una relación entre las personas respecto a estos actos en el aquí y ahora. Esta inserción de una mutación de nivel  hacia un meta-momento  dentro de la frase mediatiza su función como definición, permitiendo al definiendum sustituir por el definiens.

Si el lenguaje  funciona efectivamente  por el principio del regalar sustitutivo,  debería  ser claro que un gran número de actos de sustitución verbal  deben estar ocurriendo todo el tiempo mientras hablamos. El acto de sustitución en sí es un acto muy general. La palabra que funciona como regalo sustitutivo del acto de sustitución es, por tanto, la palabra más general de todas las palabras. No hay otras palabras en el mismo nivel de generalidad. Esto no le impide que se mantenga humilde y que sea usada en abundancia. Es por su posición única que el verbo ‘ser’ es difícil de definir, pero tratamos de definirla, ya que parece ser una palabra como cualquier otra. Nuestras mentes vacilan, se expanden hacia el mundo entero y se contraen al presente inmediato cuando decimos cosas tales como ‘el ser es.’ Tal vez esto se debe a que ‘ser’—el verbo ‘ser’—es una palabra regalo meta (no simplemente un sustituto, sino el regalo sustitutivo para el acto mismo de la sustitución verbal ). Es una palabra muy general y no existe un grupo de términos a su nivel de generalidad al cual  podría  ser opuesto como valor.

Para que se desarrollen las palabras y las necesidades comunicativas que éstas satisfacen, se necesita  un plano verbal  que se mantenga como un lugar en común paralelo al resto de la vida. Cuando las cosas empiezan a ser suficientemente importantes en el plano no verbal, adquieren un regalo comunicativo colectivo permanente en el plano verbal en la forma de una palabra. Usamos esa palabra cuando desplazamos nuestro dar comunicativo del plano no-verbal al plano verbal. El desplazamiento puede ser visto como una sustitución: tenemos acceso al regalo verbal y lo usamos en lugar del regalo no verbal (o en la definición en lugar de otros regalos verbales) para crear vínculos con alguien. Es el desplazamiento o el acto de sustitución mismo que nombramos cuando decimos ‘es.’ Por esto podemos usar ‘es’ tanto cuando hablamos de algo que no es verbal, indicandolo (deixis), como en ‘Ese es un gato,’ y cuando usamos un definiens verbal como ‘un gato es un animal amistoso y peludo con cola larga.’ En ambos casos ‘es’ re-presenta el desplazamiento de un regalo no verbal a un regalo verbal.  Un desplazamiento se mueve desde el plano de la realidad hacia el plano verbal (pasando a través del sustituto relativamente  vacío  ‘eso’) y el otro se mueve del plano de la realidad hacia el plano verbal, y se mueve otra vez  hacia un elemento más constante en el plano verbal.

Las frases combinan palabras-regalo colectivas y generales para satisfacer necesidades comunicativas contingentes y particulares. Cada uno de los aspectos de una situación o evento, tomados uno por uno, puede ser visto como relacionado con una palabra-regalo, su nombre. Cuando se toman conjuntamente las palabras en secuencia (lo que los lingüistas llaman el eje de la ‘metonimia’), se combinan y colaboran entre ellas (por procesos transpuestos de dar y recibir entre ellas), particularizandose entre ellas para  satisfacer una necesidad comunicativa verdadera  que surge de la situación a la que el hablante y el oyente están considerando. Juntas, son una manera provisional y fugaz de traer a un primer plano algunos elementos del mundo como relevantes , distinguiéndolos de aquellos elementos  que no son relevantes. Proveen una combinación de palabras a la cual los elementos relevantes se relacionan, por lo menos, momentáneamente.

La relación entre las palabras y las cosas, como también la relación del concepto que hemos venido discutiendo, ocurren en lo que los lingüistas llaman el eje de la ‘metáfora.’ Aquí los terminos a diferentes niveles se interrelacionan en base de una  la equivalencia y la habilidad de un elemento en un plano de tomar el lugar de otros en otro plano. El eje de la metáfora a menudo involucra la polaridad uno-muchos. La metáfora y la metonimia trabajan juntas en el discurso, como también en las definiciones. Cordeles de palabras (metonimia), muchas de las cuales están invidualmente en relaciones uno-muchos con cosas para las que son regalos sustitutivos (metáfora), se juntan en base a las relaciones transpuestas de regalos. Proveer  una palabra como un regalo sustitutivo es en si una clase particular de servicio.

El verbo ‘ser’ constituye una intersección y un pasaje entre los dos ejes de la metonimia (la contigüidad) y la metáfora (la sustitución). Como un regalo sustitutivo para el acto de la sustitución, es metáfora, pero como sustituto colocado al lado de las cosas que representa (los otros actos de regalo-sustitución en la frase), es contiguo y forma una sucesión metonímica.  Como vimos ánteriormente,  en el eje de la contigüidad, una frase repite las relaciones del regalo que podrían ocurrir en el nivel no verbal. Sin embargo, la definición difiere de los otros tipos de frase, porque es construída según  niveles de sustitución, en que el definiens sirve como una frase palabra-regalo provisional para el tipo de cosa que se está definiendo, y entonces el definiendum toma el lugar del definiens como el nombre constante y general de ese tipo de cosa para el oyente. La definición es un servicio que el hablante ejecuta para el oyente, creando una relación inclusiva y dando, en el momento, algo (una palabra-regalo) que puede guardar  toda la vida el oyente.

Los conectivos lógicos como ‘ambos/y,’ ‘o/o,’ y ‘no’ modifican (son dados al )  verbo ‘ser,’ para hacerlo el regalo sustitutivo para el acto de sustitución de dos o más cosas ‘un gato es ambos un animal felino y un animal doméstico,’ uno de las dos cosas ‘un gato o es felino o es canino,’ o para algo que no es la cosa mencionada. ‘Un gato no es un canino’ dice que el primer término no satisface la misma necesidad general comunicativa como el segundo término y entonces, no puede ser sustituído por este. El ‘si/entonces’ silogística (“si todas las a son b y todas las b son c, entonces todas las a son c”) dice que ‘a,’ ‘b,’ ‘c’ son regalos-sustitutivos de la misma ‘cosa.’ El principio de la sustitución verbal del regalo, cambiando planos, funciona entre el lenguaje y el mundo, y también dentro del lenguaje  mismo en la definición y al nivel meta con el verbo ‘ser’ en la definición.

Por otro lado, cuando usamos el verbo ‘ser’ para describir algo en el mundo, ‘el perro es café,’ usamos ‘es’ para ‘dar’ o atribuir ‘café’ al ‘perro.’ El perro tiene la ‘propiedad’ o regalo de ser café (dado por el universo o por el pintor de perros, la fuente no importa). Una discusión completa de todas las posibilidades de la interpretación del lenguaje usando el paradigma del regalo, aunque es fascinante, haría que este libro fuera demasiado largo y académico. Solamente quiero sugerir algunas de las posibilidades para avanzar la discusión del intercambio del dinero bajo la luz de estas posibilidades.

La definición es diferente a las frases del discurso continuo, porque tiene más que ver con el proceso de la sustitución en sí y sirve como un regalo metalingüístico , satisfaciendo la necesidad del oyente de una palabra que no tiene. Sin embargo, en un sentido, la definición ha sido vaciada  de sus aspectos de regalar por siglos por los filósofos y lingüistas patriarcales, para quienes aparecería estar expresando relaciones asépticas ‘objetivas’ entre las palabras, en vez de relaciones entre las personas. Estas relaciones objetivas entre las palabras están reguladas por las leyes abstractas de sintaxis parecidas a las leyes abstractas que regulan nuestra sociedad masculada.

Podemos restaurar el principio del regalo al lenguaje, reconociendo que los patrones de las relaciones del regalo entre las personas siguen en el lenguaje y son tambien traducidos o desplazados desde el nivel humano a lo verbal. Debido a que la misoginia nos ha cegado y nos ha impedido reconocer esas relaciones del regalo entre las personas, nunca hemos pensado en buscarlas en el lenguaje. En lugar de eso, hemos reconocido unas leyes abstractas y arbitrarias parecidas a las que creamos para la regulación de la conducta masculada en el patriarcado. Podemos preguntar si nuestras leyes son una sintaxis utilizada para regular la auto-supremacía de cada una de nuestras palabras aisladas e incarnadas (masculinas), o si nuestra idea de la sintaxis esta extrapolada de nuestras reglas de dominación, mandato, y obediencia. También puede aparecer que el verbo ‘ser’ vacía  a la frase de su regalar así como la masculación vacía  a la sociedad.

En realidad, creo que esta apariencia viene del hecho que el verbo ‘ser’ está asociado con la definición (que en sí mismo es originalmente un proceso benigno) donde el mecanismo de la sustitución es utilizado internamente en una manera diferente del flujo del hablar. El regalar en la definición ocurre entre las personas en un nivel metalingüístico a través de una sustitución de palabras por otras palabras. Debido a que el proceso es diferente al resto del hablar, puede ser que sus regalos no sean evidentes, y la función ‘dominante’ del definiendum puede aparecer ser la ‘culpa’ del verbo ‘ser.’ Sin embargo, en realidad es el uso primordial de la definición en la masculación (los niveles diferentes de la sustitución contribuyen al efecto del salón de los espejos) que se traspasa al verbo ‘ser,’ dándole un mal nombre. Algunas personas involucradas con la Semántica General han sentido que deben evitar el verbo ‘ser’ completamente, y lo han eliminado de su habla. No es el verbo ‘ser’ que es parasitario de la humanidad, sin embargo, pero el puer-patri-arcado. Volviendo al paradigma del regalo en la economía (como en el lenguaje) permitirá, entre muchas más cosas, la restauración del verbo ‘ser’ a su lugar merecido como parte de la lengua maternal.

El ser y el dinero

Lo mismo ocurre en la definición hecha con el verbo ‘ser’ que ocurre ahora en el intercambio del dinero—que es un sustituto para el acto de la sustitución del producto de otro por el nuestro, y su propio producto por el del otro. La sustitución ocurre aunque los productos mismos son particulares—no puestos como generales, pero solamente como equivalentes particulares y sustitutos de los productos de la persona con quien el intercambio ocurre. Además, el acto de sustitución todavía no está completo cuando el dinero ha sido sustituido por él. Como el ‘ser,’ el dinero forma una sucesión metonímica con lo que representa, pero hace esto en realidad al interrumpir ese acto y se coloca así mismo en el medio, rechazando al primer producto. A menudo el dinero del comprador empieza el proceso en el mismo espacio con el producto con el cual está siendo intercambiado (contiguo con él), pero entonces, actuando en el eje de la metáfora, suplanta fisicamente el producto del vendedor, cambiando de manos.

La sustitución de dinero por un producto prevee la sustitución del dinero por otro producto, y la inversión de los roles de vendedor y comprador. Debido a que el dinero reemplaza todos los productos como su equivalente general, tiene el carácter de generalidad, que los productos no tienen. Cada vez que los reemplaza, provee ese carácter de generalidad y conexión con otros en la sociedad, para esa transacción particular. Cada vez que el dinero se cede por otros productos, este carácter de generalidad y conexión es cedido por el comprador. La sustitución del acto de intercambio que se hace con dinero por el acto directo de sustitución de un producto por otro hace casi lo mismo en el mundo económico que el verbo ‘ser’ hace en la definición. Crea un momento metonímico con lo que ha sustituido (los productos)—pero este requiere que los seres humanos tomen parte en la ‘frase’ como actores. Los actores toman se turnan en sus papeles de vendedor y comprador, y esta simetría altera  la sucesión metonímica, impidiendo que se desarrolle en otro tipo de ‘frases’ más allá de la ‘definición.’

Los intercambiadores pueden, sin embargo, operar en el plano de la sustitución y comprar para vender, para aumentar la cantidad del equivalente general que tienen. El eje lingüístico de la metonimia es recreado en otra manera con la adición de unidades que son similares cualitativamente y cuantitativamente una a la otra (una más una más una) en el sistema numérico en que el valor  es tasado por el precio. Este también permite la adición de sumas de dinero de uno al otro, que provee la posibilidad de acaparar y el desarrollo del capital.

Debido a que en una situación de la propiedad privada el dinero ha retenido un carácter de regalo material y muestra conceptual , este actualmente tiene que ser sustituido fisicamente por los productos y recibido o cedido en su lugar (el eje de la metáfora). Cuando está presente en las manos de uno, los productos no son; cuando los productos están presentes, el dinero no es. Y en realidad tenemos que llevarlo en nuestros bolsillos para darlo a otros, como sustituto por sus productos. El proceso de la sustitución lingüística ha completado el circulo; la palabra ha sido reencarnada. El escenario de Swift también ha resultado verdadero. (No tenemos idea de que el verbo ‘ser’ está tintineando en nuestros bolsillos.) Creo que a menudo las razones subconscientes influyen en los símbolos, y también influyen en las palabras que ‘pegan’ en nuestra cultura. Entonces, la similitud impresionante del signo del dólar ‘$’ al ‘es’ (is en inglés) me parece apoyar la identificación del ‘ser’ con el dinero.

El dinero sustituye el producto de la vendedora, y el intercambio por el dinero sustituye el acto de sustitución por su propio producto, que ocurrirá cuando ella, la vendedora, será compradora. Si la situación hubiera sido una de trueque, el producto de cada persona hubiera sido sustituido por el producto del otro. En vez de recibir el producto del comprador directamente, el vendedor recibe su sustituto en el producto artificial, el dinero. Al mismo tiempo, esta sustitución anticipa la próxima sustitución por el próximo vendedor. El proceso entero reemplaza el proceso del trueque, que reemplaza el regalar. El intercambio por el dinero crea un lapso temporal en la sucesión metonímica de los momentos del trueque. El dinero puede ser intercambiado por un producto y después guardado por unos días o años antes que sea intercambiado por otro. Se junta la interacción en sus momentos diferentes, creando su propio espacio social, el mercado. El intercambio toma los productos y la ‘palabra’ material, que los define, fuera del contexto (los descontextualiza fisicamente) en una manera que enfatiza el aspecto descontextualizado de la definición.

Debido a que el dinero tiene el carácter de medida de valor, funciona también como una palabra en ese respecto, en el eje de la ‘metáfora’(la sustitución). En su función de definir contesta la pregunta ‘¿qué es esto?’ con un precio. Se puede ver al mercado como una área social en que los productos y su equivalente general son extraídos de su contexto para que se les pueda definir, evaluar, e intercambiar. Esta co-existencia y el cambio de plano, y el uso de los mecanismos verbales en áreas no verbales, permite la introducción de variables que no existirían en el regalar o en el trueque.

En la situación del trueque, el producto de una persona es equivalente al del otro. Sin embargo, ambos son productos individuales, y pertenecen a una diada. Solo se sustituyen a sí mismos y, aunque esto les da una cualidad común recíprocamente como sustitutos, no hay concepto general que se pueda formar con respecto a ellos porque una relación uno-muchos es necesaria para que eso pueda ocurrir. Entonces el proceso entero del intercambio por el dinero reemplaza al trueque, así un tipo de proceso de formación de concepto toma lugar con respecto a esos dos o cualquier producto individual, expresando su cualidad común como sustitutos recíprocos pero relacionados con todos los otros productos y, entonces, teniendo valor general.

Debido a la situación de escasez y a la exclusión mutua de la propiedad privada, los intercambiadores solamente quieren intercambiar los productos de valor cuantitativo igual, entonces tienen que ser capaces de evaluarlos, saber ‘que son’ en términos de precio. La dialéctica lingüística surge otra vez: Lo que son ‘para otros’ en general en la sociedad determina lo que son, que precio tendrán, y también para los individuos. Una necesidad social de esta evaluación (y del equivalente sustitutivo en que está hecho) empieza a existir como una necesidad comunicativa, un elemento que es necesario para la comunicación e interacción de las personas con respecto a la transmisión (el dar) entre cada uno de su propiedad privada.

Entonces parece que necesitamos el equivalente sustitutivo, el dinero, para sí mismo, no por los productos que sustituye. La que era una necesidad comunicativa lingüística ahora es una necesidad material en el plano económico. Esto ha ocurrido debido a que la propiedad privada afecta a la co-munidad de regalar, aislándonos el uno del otro como dueños de productos. Nuestra falta de co-municación material crea una situación parecida a la de las consciencias aisladas sin el lenguaje. Entonces tenemos una necesidad común de los medios de comunicación, de establecer y alterar nuestras relaciones entre nosotros con respecto a las cosas—en este caso nuestra propiedad privada. Este medio de co-municación es la muestra-conceptual sustitutiva del regalo material, el dinero. El valor de cambio es el valor del producto (su relevancia) por la co-municación material distorsionada (el intercambio) en una situación de propiedad privada. Este es evaluable cuantitativamente a través de la muestra  material equivalente y regalo sustitutivo ($).

Desde el  punto de vista de una tercera persona de afuera, la ‘frase’ en que el dinero es el verbo ‘ser’ se completa por la repetición (por ejemplo, una camisa vale quince dólares y estos equivalen a diez libras de frijoles). Y desde ese punto de vista, los interactores de verdad están satisfaciendo las necesidades entre ellos, cada uno dando al otro lo que no tiene y recibiendo del otro lo que necesita. El dinero es simplemente un regalo sustitutivo, dado desde uno al otro, satisfaciendo la necesidad comunicativa que surge cada vez que tiene que decidir que recibir de los otros. Pero por supuesto, estas son gafas ‘objetivas’ de color rosa. En realidad, si el producto o el trabajo de una persona no se puede vender, está afuera del mercado (como si estuviera  afuera de las fronteras del concepto) y no ‘existe’ en lo que el intercambio se refiere. No se puede sustituir por otro producto, y no será otro acto de sustitución por el dinero-verbo $ con respecto a ello. Si su trabajo no tiene valor para otros, su decisión de que recibir para satisfacer su necesidad no tiene ningún poder. Su demanda no es ‘efectiva.’ Su necesidad no ‘existe,’ porque el regalar a las necesidades en sí ha sido sustituido.

El ser y la norma aberrante

Las funciones parecidas del verbo ‘ser,’ el Falo y el dinero sugieren una conexión entre las esferas diferentes del lenguaje, la sexualidad, y la economía. Esta es una conexión que es ‘genética’ en el sentido que la masculación provee la “génesis” del Falo y del dinero, y también la inversión fálica del ‘ser.’ Si el padre no reemplazó a la madre como muestra, no habría ninguna posibilidad de sustituir ese acto de sustitución. (No habría un acto de sustitución para sustituir.)

 La masculación ya no existiría para proyectar el intercambio a la sociedad como su manera económica, entonces no habría ninguna necesidad comunicativa por el dinero, y el dinero no tendría la función de la palabra. El verbo ‘ser’ en sí no sería hipostatizado, porque no sería invertido psicológicamente por la equivalencia con el Falo. Entonces, mientras las conexiónes sí pueden estar allá, son artificiales—porque la masculación misma es un aspecto artificial, no necesario, y perjudicial de la socialización del niño varón. Juntos, el Falo, el dinero, y el ‘ser’ confirman un cuadro falso, o para decirlo de otra manera, son todas las ‘marcas’ de la norma aberrante.

Tal vez el problema real es una precoz genitalización Falíca que reemplaza la etapa oral de los niños varones. El pene o el Falo reemplazaría  a el senos como el objecto invertido de interés. La ‘marca’ del niño le ‘da’ a él privilegio, porque lo pone en la categoría ‘superior’—en una manera manipulativa, si ‘x’ entonces ‘y’—mientras los senos de la madre le dieron a él directamente. La erotización de esta “marca “coincide con el enajenamiento del niño a la categoría privilegiada que no cuida. Entonces, puede aparecer que él no solamente dejó el pecho para obtener el pene, pero el proceso de regalar puede ser identificado con las sensaciones internas de comer y evacuar (relacionados con la etapa oral), mientras su cambio de categoría tiene algo que ver con la genitalización y el pene (una parte externa del cuerpo). La identidad del género del niño depende así de una ecuación polar con el padre (más grande), quien siempre está en la posición equivalente y quien es la muestra  grande de la genitalización. De este modo la identificación del niño en relación con un equivalente polarizado reemplaza  la construcción de  la identidad con la madre hecha a través del regalar, el tomar turnos y a veces el jugar. Aquí la cuantificación empieza a ser importante, porque la cantidad (el tamaño) del falo puede parecer ser la razón que el padre, no el niño, está en la posición polarizada del ‘uno.’ La cantidad Fálica parece ser la cualidad más importante.

La co-municación cuantitativa material

No es una palabra o evaluación cualitativa que es dada en el intercambio pero es una palabra o evaluación cuantitativa. El dinero hace lo mismo en el plano material que las palabras hacen en el plano verbal. Los precios expresan explícitamente las necesidades materiales co-municativas como cantidades del dinero. Están servidos por unas cantidades de dinero material que asumen el rol de palabras-como-regalos. La necesidad co-municativas  que los precios expresan es la necesidad de un medio de co-municación que los vendedores de esos productos no tienen. El dinero es la palabra, pero distinto del lenguaje, los ‘comunicadores’ tienen que producir (y  actualmente renunciar a) cualitativa las cosas que representa para recibirlo. El dinero, como la identidad masculina es una palabra encarnada. En su transmisión al plano material,  este también ha sido un poco distorsionado afuera de las funciones originales de la palabra. Como una palabra, su solo uso real es en el ser dado a otros; pero el dinero puede ser acaparado y acumulado.

Debido a que el dinero es el regalo sustitutivo general por el acto de la sustitución, influye cada acto particular de la sustitución (cada acto de intercambio) en cuanto lo relaciona con todos los otros. El dinero es el material en que los valores de los productos relativo uno con el otro y con nosotros puede ser expresado cuantitativamente. De este modo, es como el lenguaje donde  las palabras están disponibles para expresar los valores cualitativos de todas las partes de nuestro mundo en relación entre cada uno y a nosotros. El dinero es un lenguaje de solamente  una palabra (material). Los que no lo tienen no pueden ‘hablar.’ No pertenecen  a la ‘especie,’ a la categoría de los que sí lo tienen.

Tal vez ‘existir’ es tan general como ‘ser.’

En la definición hay una tensión continua, una polaridad entre lo que se dice y lo que no se dice, entre lo que está presente como equivalente y lo que se excluye. Esto ayuda en el primer plano de los elementos relevantes, en oposición a aquellos que no lo son. Si digo ‘el gato es un animal de cuatro patas,’ por ejemplo, no necesito decir ‘es un animal de dos patas’ o ‘dos patas no es de cuatro patas’ porque la aseveración ‘cuatro patas’ excluye ‘dos patas.’ Lo que ocurre gradualmente en el proceso de formación de los conceptos (y más o menos deliberadamente en la definición) está implicado en el uso de las palabras para satisfacer las necesidades comunicativas en el flujo de la conversación adulta.

La metáfora y la metonimia (sustitución y combinación) son dos polos de la función del lenguaje que también se pueden encontrar en la afasia (pérdida del habla), en un ‘trastorno de similitud’ o un ‘trastorno de contigüidad.’ Véase Roman Jakobson, ‘Two Aspects of Language and Two Types of Aphasic Disturbances,’ en On Language, compilado por Linda Waugh y Monique Monville-Burston, Harvard University Press, Cambridge, 1990, capítulo 7.

Debemos sospechar que la ‘objetividad’ sea una concretización o fetichización relacionada con la característica fálica y sus análogos, desde los coches y trenes de juguete hasta las armas y lo s mísiles. El concepto masculino de identidad del niño y la propiedad privada son dos relaciones transpuestas del concepto entre las cosas contrario a una identidad ad hoc de dar-y-recibir. Entonces una relación del concepto entre las cosas constituye la identidad masculada, no una configuración de sujetividades construidas para dar y recibir. Cuando las cosas que han sido privadas de su carácter de regalo son propuestas como ‘regalos’ para ser re-‘present’ados, la conexión de regalo entre los niveles no se puede ver. El ‘regalo’ (‘present’ en inglés) parece tener algo que ver solamente con el tiempo y no con el regalo. Sin embargo, tal vez el aspecto temporal del ‘regalo’ se derive del hecho que la satisfacción de las necesidades nos enfoca en el aquí y el ahora.

To Be or Not: An E-Prime Anthology, ISGS, San Francisco, 1992.

En el trueque, el intercambio permanece como una diada particular, no en relación con un equivalente general. Un sistema de trueque provee muchos momentos del intercambio diádico que requieren unas computaciones de equivalencia según el tiempo u otro estándar. Es importante no confundir el trueque con el regalar. El trueque todavía es el dar-para-recibir, mientras regalar es dirigido a las necesidades del otro. Las lógicas son distintas. Los sistemas de trueque y los dineros alternativos que están surgiendo de los grupos verdes y bio-regionalistas se pueden considerar como una etapa hacia una economía de regalar. Sin embargo, siguen siendo basados en el intercambio y contienen los defectos del intercambio, uno de los cuales reemplaza el regalar. Quiero ser muy clara que el regalar y el trueque no son lo mismo. Suprimir el dinero es como quitar el verbo ‘ser.’ No resuelve los problemas causados por la masculación y el intercambio.

En realidad el dinero es un ícono de palabras en que cada instancia de una moneda o un billete de una denominación se considera la ‘misma cosa,’ haciendo que sea posible que ‘una cosa’ esté en muchos lugares a la vez, que es lo que permite que el dinero sea general como la palabra.

El mercado y también el lenguaje son maneras de determinar si algo es la ‘misma cosa,’ teniendo el mismo valor para las personas incluidas, independiente de que si es el valor cultural-lingüístico o económico. Determinar un precio es un proceso colectivo parecido a la atribución colectiva del valor que da a luz un nombre.

Para la tesis presente, el Falo re-presenta o reemplaza el acto de la sustitución del padre por la madre, haciendo que sea parecido a lo del verbo ‘ser,’ con el carácter general social simbólico que Lacan creaba que fuera norm-al. Jean Joseph Goux tiene mucho que decir del Falo y el dinero como un equivalente general en Symbolic Economies: After Marx and Freud translated from the French by Jennifer Curtiss Gage, Cornell University Press, Ithaca, 1990 [1973]. Recomiendo fuertemente el libro de Goux para una aproximación más psicoanalítica e histórica a muchas de estas ideas, o por lo menos las con respecto al intercambio.

Jerry Fodor dice que la idea de Vigotsky del concepto es demasiado filosófica y critica su pensamiento de que el concepto requiere la abstracción de una ‘invariante sensorial.’ Habríamos descrito una situación global en que la ‘marca’ masculina es la invariante sensorial de la categoría privilegiada, abstraída por nuestras prácticas de dar a luz. El dinero es la invariante sensorial para la categoría privilegiada de las personas que tenían éxito en ser los ‘unos’ económicos. Véase J.A. Fodor 1972 “Some Reflections on L.S. Vigotsky’s Thought and Language” in Cognition I, 83-95.

Como muestra Jerry Martien (op. cit.), el wampum era un lenguaje material de muchas-palabras. No es sorprendente que los europeos redefinieron el wampum en términos de su lenguaje uno-palabra material, el dinero.

Es como si fuera un momento en la pre-historia cuando los que podrían hablar fueron parte del grupo y los que no podrían fueron dejados para morir, en una estrategia cruel ‘evolucionista.’ Parece que estamos imitando ese momento pre-histórico. Los que ‘tienen’ la palabra están privilegiados y los que ‘no tienen’ parecen merecer morir. Desde los griegos para quienes los que no hablaban el griego fueran ‘bárbaros’ hasta los hablantes modernos de cualquier lenguaje que no es el inglés estándar, los que no poseen el lenguaje ‘muestra’ son excluídos de la categoría privilegiada.

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