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El lenguaje y el dar
Dado que utilizamos el lenguaje durante nuestras vidas diarias, y gran parte de nuestro pensamiento ocurre en el lenguaje, es obvio que tendria un gran efecto en nosotros—no sólo como un proceso o un instrumento, sino también como un modelo. Además, el lenguaje tiene el poder de surgir de los otros, de los muchos. Es una conexión profunda con las otras personas de la sociedad, es una parte importante de nuestra socialización en la niñez.
El hecho de que todas las sociedades humanas posean un lenguaje no implica que el lenguaje tenga una base genética. Hay otro aspecto que todas las sociedades comparten: el cuidado hecho por las madres . Esta constante social no depende tanto de la naturaleza biológica de las madres como de la naturaleza biológica de los niños, quienes nacen completamente dependientes. Si nadie se encarga de satisfacer sus necesidades, ellos sufrirán y morirán. Además, la satisfacción de esas necesidades se produce fuera del intercambio, porque los infantes no pueden devolver el equivalente de lo que reciben.
Por lo tanto, quienes cuidan de los infantes están forzados a ejercer un altruismo funcional. La sociedad a menudo interpreta las capacidades biológicas de la madre—tales como el embarazo, el alumbramiento y la lactancia—para asignarle a la mujer el rol de madre y de cuidadora. Las niñas son educadas con los valores que les permitirán actuar en maneras orientadas hacia el otro que son necesarias para cumplir este rol.
Si vemos la co-municación como el cuidado material o el dar gratuito que forma la co-munidad, podemos observar que el cuidado que la mujer brinda es la base de la
co-mun-idad del núcleo familiar. La familia nuclear, especialmente la relación entre la madre y los niños, es apenas un vestigio de la comunidad basada en el dar general que podria haber existido en tiempos pasados o que podría llegar a existir en el futuro. El aislamiento entre las islas de comunidad hace que el modelo del regalo sea débil, mientras que la escasez en la que nos vemos obligados a vivir dificulta el dar , ya que muchas veces el dar en estas condiciones exige el autosacrificio y, por lo tanto, resulta poco realista para muchos.
Si bien la escasez hace difícil el cuidado material , hay una cosa de que disponemos en abundancia ilimitada y para la cual casi todos nosotros poseemos los ‘medios de producción.’ Disponemos de una provisión ilimitada de lenguaje, que siempre nos permite producir frases siempre nuevas. Nuestro vocabulario es finito, pero sus combinaciones son infinitas., Recibimos y damos palabras o frases gratis de otros y a otros sin tener que pagar. El lenguaje funciona como un tipo de economía del regalo No la reconocemos como tal porque no le otorgamos validez al regalar en nuestras vidas economicas, y de hecho sólo reconocemos la existencia específica del cuidado en la relación madre-hijo. Por eso no se nos ocurre utilizar el regalar como un punto de comparación para entender el lenguaje. Con el lenguaje creamos los vínculos humanos que hemos dejado de crear a través de la co-municación material. El lenguaje nos brinda la experiencia de cuidarnos en abundancia, que ya no tenemos—o que aún no hemos obtenido—en el plano material.
Esta idea me ha hecho pensar que si el lenguaje es lo que permitió la evolución de los seres humanos, quizás es el aspecto del regalar en abundancia lo que hizo la diferencia y no el sistema abstracto. Si pudiéramos reinstalar una co-munidad donde se regalara en abundancia, podríamos desarrollarnos de nuevo, como pretenden los partidarios de la Nueva Era y muchos otros. De hecho, creo que la economía del intercambio misma es la que impide nuestra evolución.
Según la lógica de la maternidad, el que cuida debe poner atencion a las necesidades del otro. La recompensa para este comportamiento es el bienestar del otro. Hay muchas clases de necesidades y a veces es muy difícil comprenderlas y satisfacerlas. El dar y el recibir de manera continuada genera expectativas y recompensas, permite el conocimiento del otro y de los bienes que satisfacen las necesidades, crea el compromiso de seguir cuidando y la expectativa de esta continuidad, construyendo una relación. Cada participante es modificado de alguna manera por la experiencia.
Aún cuando los bienes materiales no estén disponibles o no se usen, puede surgir la necesidad de vincularse con la otra persona. Llamo necesidad comunicativa a esta necesidad de vincularse, de establecer una relación. Las palabras son objetos sociales verbales que han sido diseñados para satisfacer las necesidades comunicativas. Dado que utilizamos las palabras para satisfacer las necesidades comunicativas respecto de algo, podemos considerar las palabras como regalos. La madre primero cuida a su niño o niña con bienes y servicios, y luego lo cuida y nutre con palabras. El niño, a su vez, es capaz en efecto de participar en el tomar turnos con su madre dándole regalos comunicativos antes de brindar regalos materiales.
Las palabras como regalos
Surge la pregunta ahora acerca de la materialidad del regalo verbal. Si bien podemos identificar una palabra como una unidad de sonido que se repite y que comparte esta característica con las demás palabras, sólo se la puede usar para satisfacer las necesidades comunicativas y no para satisfacer directamente las necesidades materiales. La palabra ‘pan’ no satisface la necesidad de comer. Sin embargo, las necesidades comunicativas pueden a veces ser utiles indirectamente para satisfacer las necesidades materiales. Por ejemplo, la frase ‘Hay pan en la alacena’ puede interpretarse como un servicio que ayuda a alguien a satisfacer su necesidad material de pan. El decir la palabra ‘¡pan!’ como una petición satisface la necesidad del oyente que el hablante sepa lo que aquél necesita. Podríamos considerar el léxico como una colección de regalos que satisfacen las diferentes necesidades comunicativas. Cada palabra es una secuencia de fonemas, un programa de comportamientos vocales, que puede ser identificado por la necesidad o las necesidades comunicativas que satisface.
El hervir un huevo es una secuencia de comportamientos relacionados con diversos objetos materiales que satisfacen la necesidad de comer un huevo cocido. Pronunciar la palabra ‘huevo’ es una serie de comportamientos vocales que satisface una necesidad comunicativa, estableciendo una relación con otros respecto a un huevo o huevos. La capacidad de brindar información deriva de la especificación de una experiencia a través del uso de las palabras-regalos, porque la relación que se establece entre nosotros no es sólo con las palabras en sí mismas, sino también con cosas en otros niveles de realidad. La capacidad de recibir información basándose en el uso de las palabras da un valor a esas palabras por la satisfaccion de necesidades materiales y también por la satisfacción de necesidades comunicativas.
Preguntarse si las palabras-regalos son bienes o servicios es como preguntarse si la luz está constituida por partículas o por ondas. Los tipos de necesidades comunicativas que las palabras-regalos satisfacen han proliferado para hacer uso de ellas así como en nuestro planeta el ojo y la corteza visual han evolucionado para hacer uso de la luz. Es útil considerar la materialidad de las palabras como algo entre los bienes y los servicios, porque los regalos del plano no verbal que ellas re-presentan pueden ser de diversos grados de materialidad.
Desde el amor hasta el color verde, desde la luna hasta el capitalismo, toda clase de cosas no verbales son re-presentadas por cosas verbales creando la co-muni-cación verbal y la formación de co-muni-dades lingüísticas y, a veces, materiales. Así como el dar y el recibir bienes materiale constituye los cuerpos físicos de los miembros de una comunidad, el dar y recibir objetos verbales contribuye a la formación de sujetos sociales con identidades psicológicas.
Relaciones
El dar y recibir palabras-regalos organizadas en frases y discursos crea una relación humana entre las personas respecto a las cosas en el mundo. La necesidad comunicativa es la necesidad de relacionarse con el otro respecto a algo. No podemos obligar a la otra persona a relacionarse con algo. Sin embargo podemos interpretar su falta de relación como la necesidad de un medio para lograr esa relación, y podemos satisfacer esa necesidad con una palabra-regalo. La necesidad surge de las circunstancias en que la gente se encuentra para hablar de algo. Una persona da a otra palabras-regalo que re-presentan dan denuevo) las partes del mundo pertinentes. Somos seres sociales y el lenguaje nos permite incluir a los otros en experimentar el mundo con nosotros.
Si digo ‘Mire el atardecer,’ estoy satisfaciendo la necesidad del oyente de saber que está atardeciendo y que yo creo que es algo que merece ser visto. Al proveer a esa persona esas palabras (que ya conoce) en el presente, satisfago su necesidad de una relación momentánea conmigo y con el atardecer, que es la misma necesidad que yo tengo de relacionarme con esa persona y con el atardecer. Se supone que yo estoy percibiendo el atardecer, de modo que la motivación de mi hablar es incluir a la otra persona en mi experiencia, satisfaciendo lo que yo entiendo como su necesidad de ser incluida en esta relación. La sociedad en general nos ha provisto de la palabra ‘atardecer’ como una palabra-regalo que puede utilizarse para satisfacer las necesidades vinculadas con los atardeceres.
La recepción creativa de quien escucha esas palabras-regalos la sitúa en una relación humana inclusiva conmigo, y al mismo tiempo dirige su atención hacia el atardecer de manera que podemos incluirnos el uno a la otra no sólo respecto a las palabras pero al relacionarnos en formas similares a través de nuestra atención a una experiencia no verbal compartida. La relación con la experiencia no verbal es tambien en cierto sentido un regalo, que llamamos usualmente información. Mirar con otro un atardecer puede ser una experiencia positiva, para los dos participantes, y como tal satisface una necesidad experimencial estetica pero tambien hay informaciones que parecen decididamente negativas.
Por ejemplo, la frase ‘Yo te odio’ crea una relación común entre nosotros respecto a mi emoción negativa hacia tí. Esta emoción no es ciertamente un regalo para tí, pero es útil que tú sepas lo que yo siento, por lo tanto mi frase se puede ver un regalo como un regalo o servicio, aunque sea negativa. Creo que tanto en la vida como en el lenguaje, hay muchos niveles de regalos que están ocultos, porque no los miramos. Podemos decirnos cosas positivas y podemos nutrirnos de esa manera, pero aun cuando decimos cosas negativas o neutras, quien escucha tiene muchas maneras de recibir lo que se le ha dado transformandolos en regalos a través de su creatividad.
La frase de Karl Marx citada en el frontispicio de este libro, “el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real, que existe también para los otros hombres [sic] y que, por tanto, comienza a existir también para mí mismo;”identifica una lógica de la orientación hacia el otro como la lógica de la comunicación. Esto conduce a la segunda pregunta del Grial, “¿A quién sirve el Grial?” o en términos más simples, “¿Para quién es?” Esta pregunta, siempre pertinente al regalar, a menudo permanece sin preguntarse y sin responderse en nuestra sociedad basada en la ganancia.
Procesos generales y particulares.
Un aspecto de la comunicación a través del lenguaje que imita el rango de posibles experiencias del momento a un presente compartido, que desde luego puede también incluir la mención de otros lugares y tiempos. A menudo nos proporciona un tema o el hilo de un cuento alrededor del cual podemos organizar nuestro comportamiento y volver juntos a visitar e interpretar nuestra experiencia. El hilo del cuento y los temas de nuestra conversación son regalos de un terreno común, en el que crecen nuestras diversas subjetividades.
Creo que lenguaje opera combinando cosas constantes y generales de manera contingente y particular. Podemos identificar las cosas constantes y generales al extraerlas del flujo de la conversación en el nombrar y en el definir. Su generalidad está en evidencia cuando están aisladas en esta manera. En la frase ‘Los perros animales de cuatro patas, menean la cola y ladran,’ la frase nos permite considerar los perros y la palabra ‘perros’ en su generalidad. Sin embargo, es el uso de las palabras por los muchos en innumerables combinaciones en frases particulares lo que les da su generalidad. Las palabras son el producto común de la colectividad pero también son necesidades comunicativas generales.
Cuando cualquier cosa se vuelve relevante y valiosa para los muchos, a tal punto que las personas necesitan relacionarse entre ellos respecto a esta, surge una palabra para llenar esa necesidad. Si la necesidad para la relación inclusiva es solamente contingente y pasajera, llenamos esa necesidad creando una frase, combinando palabras que satisfacen las necesidades con respecto a los aspectos constantes de la cosa o del tema en cuestión*. Una necesidad comunicativa contingente y pasajera puede surgir a partir de cualquier experiencia.
En la frase ‘Después de la tormenta, el sol hizo que las gotas de agua brillaran,’ una necesidad comunicativa contingente para relacionarse con otros considerando una situación particular transitoria es satisfecha al combinar palabras que a su vez pueden ser usadas en otras partes, en otras frases con respeto a otras situaciones contingentes. Los elementos de estas situaciones son relevantes repetidamente para la sociedad de los que se comunican verbalmente , de tal manera que una necesidad común surge del regalo verbal que les puede ser otorgado y una palabra constante surge para satisfacer esa necesidad. En la homonimia, una misma palabra puede ser usada para satisfacer necesidades respecto de distintas cosas y en la sinonimia, una cosa se puede relacionar con diferentes palabras.
Las necesidades se construyen unas encima de otras, y las necesidades comunicativas pueden surgir con respecto a contextos verbales y no verbales. Si la situación que da origen a la necesidad comunicativa contingente es compleja, podemos armar un discurso combinando frases que usamos para satisfacer una variedad de necesidades comunicativas contingentes con respecto a esa situación. Las frases trabajan en conjunto en los discursos para presentar un tópico en común, y para satisfacer las distintas necesidades comunicativas que surgen al respecto.
La lógica del regalo es lalógica de Ur
Algunos filósofos y lingüistas a veces han explicado el lenguaje en función de estructuras lógicas subyacentes, tales como lenguajes más simples —lo cual no explicaría como trabaja el lenguaje en sí mismo— u otras estructuras y procesos elementales. Uno de estos procesos era el de causa y efecto. Se creía que era posible reducir la estructura sujeto-verbo-objeto a una estructura subyacente de causa y efecto. Un ejemplo a menudo usado es la frase ‘Juan mató a María’ a la cual se le dio una “traducción” en terminos de causa y efecto: ‘Juan le causó la muerte a María.’ Me horroriza la hostilidad hacia la mujer (probablemente inconsciente) que solemos encontrar en los ejemplos de los lingüistas. Tal vez se deba a la culpa que sienten por negar el paradigma materno (¿María?) como explicación del lenguaje. Pero muchos lingüistas concluyeron que no era apropiado reducir el lenguaje al proceso de causa y efecto, tal vez porque no brinda información suficiente. En efecto, no conlleva las consecuencias de la relación humana como las que implica el regalar.
Sostengo que el regalar es el proceso lógico al que debe reducirse el lenguajeo. No sólo las palabras pueden ser vistas como regalos que satisfacen necesidades, sino también la estructura sintáctica sujeto, predicado, objeto puede ser visto como derivada de el que da, el regalo (o servicio), y el que recibe. Por ejemplo, en la frase ‘La niña golpeó la bola,’ ‘la niña’ es la que da, ‘golpeó’ es el regalo (o servicio) y ‘la bola’ es la que recibe. La ‘traducción’ sería entonces ‘La niña le dió un golpe a la bola.’
La intencionalidad del dar se encuentra en muchas acciones humanas y en la intencionalidad del hablar. Un sentido de movimiento y consumación que transmite una frase transitiva simple es similar al movimiento y consumación que se producen cuando se da un regalo. En efecto, regalar es un acto transitivo, es el movimiento de algo desde un lugar o una persona hacia otro lugar u otra persona. En la frase en voz pasiva ‘La bola fue golpeada por la niña’ se coloca el énfasis en el que recibe y no en el que da el regalo.
El cuidado de la madre es el proceso social necesario en el principio de la vida, y es también el momento en que ocurre el aprendizaje del lenguaje. El cuidado es un universal cultural , requerido por la biología—no de los adultos pero de los infantes. Para cada una de las diferentes culturas, la maternidad puede aparecer como parte de la naturaleza de las cosas, pero para las madres la necesidad de cuidar es social y su logro es intencional. La capacidad de la madre de lactar es una ventaja biológica que hace del cuidado algo más conveniente, pero las mujeres deben hacer el cuidado en un contexto cultural dentro de los parámetros sociales. En la maternidad hay una transferencia intencional de bienes y servicios desde un adulto hacia un niño, desde la que da hacia el que recibe.
Esta experiencia es fundamental para los infantes, ya que su vida depende de ella, También es importante y formativo para los que cuidan, si no por otra razón porque toma muchísimo tiempo. No debe sorprendernos que la mitad de la humanidad sea educada desde su nacimiento para el cuidado materno, porque éste requiere de mucha atención y compromiso. Un libro reciente, The Language Instinct de Steven Pinker, atribuye nuestra capacidad lingüística a un don genético. De la misma manera, hasta hace muy poco tiempo, la maternidad era considerada instintiva. En ambos casos, la lógica del regalo está escondida por la negación.
La situación del cuidado es más fundamental que la condición de la objetividad. La experiencia de los regalos gratuitos dados por la madre y recibidos por el niño es más básica para el ser humano que el conocimiento de la relación causa-efecto. La madre es la que da—su cuidado es el regalo o servicio—y el niño es quien recibe. Este proceso se desarrolla mientras el niño aprende el lenguaje en alineamiento con una estructura sintáctica de sujeto (el que da), predicado (el regalo) y objeto (el que recibe).
Si las palabras son regalos verbales que satisfacen las necesidades comunicativas sociales constantes, en la estructura de un discurso interpersonal, el que habla es el que da, las palabras y las frases son los regalos, y el que escucha es quien los recibe. Las frases son combinaciones de palabras que satisfacen las necesidades comunicativas contingentes .No es muy arriesgado pensar que el proceso de combinación de palabras pueda regirse, también, por la lógica del regalo.
La hipótesis de que el lenguaje se basa en el dar y recibir nos permite observar los múltiples niveles en los que pueden presentarse, y explicar los aspectos aparentemente misteriosos del lenguaje como elementos del proceso del dar en cualquier nivel. Primero, hay el nivel de co-muni-cación material—la madre le da regalos o servicios al niño. Segundo, hay una co-muni-cación verbal—la madre le habla al niño. Tercero, las palabras son regalos sociales: cada una satisface las necesidades comunicativas constantes. Cuarto, las palabras se combinan en frases que satisfacen las necesidades comunicativas contingentes. Quinto, el mensaje y el tópico pueden considerarse regalos, cuando satisfacemos la necesidad de saber algo o de hablar de algo. Sexto, en el nivel de la sintaxis (dentro de la frase), la relación sujeto-predicado-objeto- retraza la relación entre el que da, el regalo y el que recibe.
Es importante ver esto como a una relación sintáctica que ocurre en el nivel de las palabras mismas, porque en el nivel de las cosas que las palabras re-presentan los regalos pueden ser negativos, como en “El niño le pegó a la niña” o en “Juan mató a María” (traducción: “Juan le dió muerte a María”). En el nivel de la comunicación material, tal violencia es contradictoria y dañina, pues causa mas necesidades dolorosas en vez de satisfacer necesidades.No obstante, al nivel de la estructura de la frase, el proceso del regalo puede funcionar independientemente del nivel de la experiencia. Entonces, las frases “La niña golpeó la bola,” “Mamá hizo un pastel,” o “Juan mató a María,” tienen la misma estructura de donante, regalo y receptor aunque en el nivel de la realidad, son eventos muy diferentes.
Al nivel sintáctico podemos mirar a las relaciones entre adjetivos y sustantivos, adverbios y verbos como relaciones entre regalos y receptores. En la frase ‘El perro blanco corrió rápidamente hacia el portón,’ ‘blanco’ se le da a ‘perro,’ ‘rápidamente’ a ‘correr.’ Los filósofos sostenían que blanco era una ‘propiedad’ de perro y que rápidamente era una ‘propiedad’ de su correr. Blanco se puede llamar una ‘propiedad’ porque… le es dado al perro permitiendo que la palabra ‘blanco’ modifique la palabra ‘perro,’ uniéndolos como regalo y receptor transpuestos para satisfacer una necesidad contingente comunicativa que surge de un perro de ese color.
Los lingüistas suelen usar modelos matemáticos, algebraicos o científicos, en lugar de un modelo de vida—pues todavía dicen que las palabras ‘llenan las hendiduras’ de las otras palabras en una frase. Podríamos considerar las ‘hendiduras’ como necesidades, y las palabras como regalos que las satisfacen. Si una palabra sólo puede relacionarse con una clase específica de otras palabras (por ejemplo, el artículo determinado ‘el’ acompaña únicamente a sustantivos), es una clase de regalo que sólo puede darse a cierta clase de receptor. Solamente esa clase de receptor tiene una necesidad (‘hendidura’) para ese regalo. Algunas palabras y grupos de palabras tienen que unirse a otras determinadas; ellas solas no pueden dar sus regalos, pero sirven o son servidas por otros grupos.
Por ejemplo, ‘al portón’ tiene que servir; no es autosuficiente. No es en sí una transacción de dar, ni siquiera un donante, pero un regalo a un regalo. Si se forman vínculos entre el receptor y el regalo, tal vez podamos atribuir el mismo proceso a nuestras palabras. ‘Blanco’ le es dado a ‘perro’ por el que habla por el momento, satisfaciendo así la necesidad comunicativa que surge en torno a un perro blanco. ‘Perro’ recibe el regalo ‘blanco’ y se une a este por el momento.
La transparencia y el ceder
Los regalos se dan en el nivel verbal que interpretan la realidad al re-presentarla en términos de regalar, pero verdaderamente son transparentes a la experiencia. Por ejemplo, los regalos verbales de esta frase son transparentes para el ser blanco de el perro, (tenía ese color) poniendolo en primer plano como parte de la experiencia o del tema que los interlocutores pueden compartir. La transparencia de la estructura del regalo nos recuerda de otra característica del regalar: el que regala se hace a un lado, y cede para darle valor al que recibe. Por lo tanto, podemos fijarnos que sólo el contenido de lo que decimos es un regalo, como cuando transmitimos alguna información, y ésta es entendida y usada por quien la escucha. No nos damos cuenta de que la manera en que decimos algo es un proceso de regalo que se da en muchos niveles.
En el nivel de la ‘realidad,’ las cosas que podrían haber sido regalos en la co-muni-cación dan lugar a las palabras-regalo que toman su lugar. Esas cosas se hacen a un lado graciosamente, y permiten que las palabras pasen a primer plano. De hecho, la falta de competitividad de las cosas nos hace olvidar que muchos de ellos jamás podrían haber sido efectivamente transferidos de una persona a otra. Las ideas abstractas, los objetos materiales enormes, las criaturas fantásticas, los estados subjetivos, se hacen a un lado con ecuanimidad igual y permitiendo que sus lugares sean tomados y dando valor a las palabras que los toman .
En otro nivel, se puede decir que las emociones que acompañan nuestro discurso o el mero hecho de hablar con los otros cuida a esos otros creando vínculos. Sin embargo, por lo general no reconocemos las estructuras del regalo en el lenguaje, porque ellas también se hacen a un lado; al otorgarle valor a lo dicho y al que escucha, el receptor de los regalos verbales. Otra razón por la que no percibimos las estructuras del regalo es porque son diferentes de las estructuras de la definición-intercambio, y porque sus niveles no se han formado de la misma manera. Las estructuras de la definición-intercambio se apoderan de las estructuras del regalo, del mismo modo en que se construyen instalaciones militares sobre manantiales sagrados de mujeres.
La capacidad interpretativa del regalar ha sido negada y dominada al ver la interpretacion como un tipo de ‘penetración’ por la mente. Las frases como ‘la manera en que las palabras se enganchan con el mundo’ o ‘llenar las hendiduras’ sugieren metáforas de la sexualidad masculina. En cambio, desde la perspectiva feminista basada en la maternidad, la relación entre el mundo y las palabras consiste en una relación entre regalos en diferentes niveles, donde la realidad misma es un regalo, desde la percepcion de los sentidos hasta experiencia de lo dado.El mundo se hace accesible para los seres humanos a través de los regalos del lenguaje en los múltiples niveles, resultando en la transmisión de mensajes, ideas e información, y en la legación de la cultura. De hecho desde este punto de vista, podríamos llamar a nuestra especie homo donans y no homo sapiens. El dar y el recibir son anteriores a—y necesarios para—nuestra manera humana de conocer. Son la base de una ‘gramática’ universal no sólo del lenguaje sino de la vida.
Transitividad
También podemos observar la estructura del regalo en el nivel de la transitividad lógica. El silogismo, sobre el cual la diciplina de la logica fué fundada como “Si ‘A’ entonces ‘B’ y ‘B’ entonces ‘C,’ implica que ‘A’ entonces ‘C,’” puede ser visto como transposición de la transitividad del regalo: “Si ‘A’ da a ‘B’ y ‘B’ da a ‘C’ entonces ‘A’ da a ‘C.’” Así tanto la lógica como el lenguaje derivarían de la maternidad y no de la capacidad de abstracción. Los conectores lógicos (artículos, preposiciones, partes del discurso, prefijos, sufijos) alteran los tipos de regalo que las palabras son , por el hecho que son dadas a ellas y se ligan a de vez en cuando de diferentes maneras. Las respuestas acerca de las preguntas ¿cómo?, ¿dónde?, ¿cuándo?, etc., satisfacen necesidades comunicativas que surgen alrededor de la capacidad misma de dar y recibir.
Cuando la experiencia que se describe no es una transacción de regalo completa, no obstante podemos usar la estructura del regalo para transmitir el mensaje al que escucha: ‘El perro blanco corrió rapidamente hacia el portón’ es ‘intransitiva.’ El perro sólo se da en forma ostensiva; presenta (da) el comportamiento para que nosotros lo percibamos. La información adicional que se da con ‘hacia el portón’ aumenta el carácter útil de la frase pues señala hacia dónde se dirigía el comportamiento de correr. ‘Hacia el portón’ le da una ubicación a ‘corrió’ y lo hace así más específico.
El patriarcado ha asignado ‘actividad y creatividad’ al hombre y ‘pasividad y receptividad’ a la mujer, porque ha sido ciego a la creatividad del regalar y el recibir. Tanto el regalar como el recibir son creativos. El uso de lo que se nos ha dado es necesario para que lo recibido sea un regalo. Si no lo usamos, es inútil, no tiene vida. El hecho de que la capacidad de recibir sea tan importante como la capacidad de dar se manifiesta en nuestra capacidad de transformar las frases activas en pasivas, y viceversa. Más aún, el que recibe en un determinado momento, puede ser en el que regala en el proximo cuando pasa el regalo a otras manos: ‘La niña golpeó la bola que golpeó la ventana’
Quien habla podría ser considerado el que recibe una experiencia, que el transmite nuevamente al que escucha. Quizás el que habla podría ser considerado como el término medio en una transacción del regalo. ‘A da a B, B da a C.’ El que habla (B) al describir un evento pasa a otro (C) el regalo que la vida o “la realidad A le ha dado” (A). El da un regalo que también involucra su creatividad receptiva: y ya ha seleccionado algunos de los rasgos de su experiencia que son más importantes que otros. Su re-presentación da valor a los elementos que ha seleccionado.
El que escucha énfatiza algunos de los elementos que se le han dado y colabora activamente en la creación del producto que recibe. El estereotipo de género y la importancia que la sociedad otorga al intercambio hacen parecer que hay una gran parte de la actividad humana (masculina) que no es regalo, que no está dirigida a la necesidad. Si volvemos a colocar el paradigma del regalo en su lugar central, entre los registros interpretativos a través del cual nos dirigimos al mundo veremos que gran parte de la actividad humana se orienta a la satisfacción de las necesidades en algún nivel. Consecuentemente el lenguaje aparece no como una concatenación mecanica de actividades (verbales), sino como una colección de regalos y de maneras de dar y recibir, alineados con las necesidades comunicativas que surgen de la experiencia y que proliferan en muchos niveles, dado que hay medios abundantes para su satisfacción.
Cabe considerar que las palabras que dan cabida a expresiones idiomáticas ocurren entre la constancia de la palabra y la contingencia de la frase.
Steven Pinker, The Language Instinct, Penguin Books, Londres, 1994.
El hecho de que varíe la forma de expresar estas funciones en los diferentes lenguajes y en el orden de las palabras y la sintaxis, no invalida la hipótesis de que dar y recibir son estructuras de comportamiento de las cuales derivan esas funciones.
Hay una gran cantidad de comunicación que no es verbal y que ocupa un espectro entre la maternidad material y el lenguaje. Sin embargo, es el extremo más abstracto del espectro, que el lenguaje debe ser entendido primero, para luego poder ver bajo esta luz la comunicación que no es verbal.
De esta manera, la frase “la mujer enferma” atribuye la enfermedad a una mujer según una estructura de regalo, creando un tema del que se puede hablar; sin embargo, la enfermedad es un regalo que no se quiere compartir.
Muchas de las palabras que usamos para conversar están relacionadas con “regalo”: atribuir una propiedad, dar un significado o un mensaje, transmitir información. El lenguaje, el medio de expresión de la comunidad, ha hablado de sí mismo, pero nosotros no le hemos prestado atención porque hemos estado escuchando al patriarcado. El lenguaje no decía lo que nosotros esperábamos. Lo hemos interpretado como una metáfora postal—como un paquete o codificador de la información que se envía, se abre y luego se decodifica. Pienso que la metáfora postal es una manera de esconder el regalo dentro del envoltorio.
Vemos al mundo a través de la lente del intercambio, por lo que podríamos interpretar este tomar de turno como una forma de intercambio. La motivación de tomar turnos no implica una reciprocidad forzada, sino compartir, alternar el dar y recibir, y comunicación.
Según el Oxford English Dictionary, la palabra “thing” (“cosa” en inglés) deriva de una antigua palabra noruega que significa “corte,” lo que, en mi opinión, implica el juicio colectivo acerca del valor de algunos artículos culturales. Considero que tanto las palabras como los objetos no verbales son de distintas clases y presentan diversos grados de materialidad, según el juicio colectivo acerca del valor de dichos objetos.
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